De pequeños hacíamos aviones de papel, pero Mathiew, un niño inglés que vino de intercambio, los hacía mejores: Volaban más alto, más estables y durante más tiempo. Nunca me decía cómo los hacía, nunca me lo dijo. Ahora tengo una empresa que construye aviones de verdad. Mathiew ha venido a mi despacho ofreciéndose como diseñador de aeronáutica. Puede que lo contrate. Creo que ha llegado el momento de descubrir cómo se hacían de aquellos malditos aviones de papel.